jueves, 12 de julio de 2012

Se acabó




Sí, se acabó. Sin darme cuenta ya pasó el año que ha cambiado mi vida. Un año en el que he vivido tantísimas cosas en tan poco tiempo que no tengo ni palabras para describirlo. Un año como Erasmus; pero no un Erasmus cualquiera, sino un Erasmus en Rumanía.
Recuerdo aquellos días antes de zarpar en los que aún no sabía qué me depararía, pero aquí está todo, ya me deparó, y he decir que para bien.
Esta experiencia no se puede describir con palabras, esto no es una vivencia cualquiera, es una forma de cambiar tu vida de repente, cuando al mismo tiempo paulatinamente. Siempre escuché a mucha gente decir que tras vivir algo como esto  uno ya no vuelve a ser el mismo, y ya lo creo. Ahora me siento distinto, que no diferente, me siento internacional, me siento sin fronteras, me siento más tolerante, me siento sin límites, pero lo mejor de todo es que me siento bien.
Hoy mismo rellené un cuestionario sobre mi experiencia Erasmus en el que una de las preguntas decía:
“¿Te sientes más local ahora? ¿más nacional? ¿más europeo?”
Yo contesté:
“Me siento más internacional”.

Así es como se siente una persona tras haber cumplido todos los objetivos que trajo en mente; una persona que ha intentado integrarse en una sociedad nueva y distinta y ha acabado formando parte de ellos, en tan sólo 9 meses.

Solamente tuve una sensación extraña antes de venir, pero sólo por algunos minutos. Os lo contaré porque me resultó curioso; nunca jamás me había ocurrido ni se ha repetido.
Recién llegado a la Estación de Santa Justa, Sevilla, es cuando casi me di cuenta de dónde me estaba embarcando; nunca me alegraré tanto de haberlo hecho, de haber continuado. Tuve una sensación de que me iba y que quizás no volvería, que una vez daba el paso ya nada iba a ser lo mismo, que la perspectiva cambiaría tanto que no sabría si de verdad quería volver a donde siempre había vivido, tan divinamente; aquí estoy, en plena Transilvania, un “paraíso desconocido”.

Esto lo escribo un poco sin conocimiento, escribo  sólo lo que se me pasa por la cabeza, sin orden ni control, pero a ver que obtengo como resultado.

Todo esto se resume en algo, para que la gente se haga una idea de lo que es un año viviendo en un país extranjero y en el que por primera vez en mi vida yo he sido el inmigrante, pero vaya gozada de inmigración.

Esto que yo he vivido no ha sido gratis. Muchos pensarán que es un año desperdiciado y sólo de fiesta, pero aunque estén en lo cierto, al mismo tiempo se equivocan.

Rumanía es un país que me ha dado demasiado, mucho más de lo que he aportado.

Me ha dado la oportunidad de aprender dos idiomas, rumano e inglés, todo gratis*; pero su trabajo me ha costado.
Me ha dado cientos de amigos de decenas de nacionalidades.
Me ha dado la oportunidad de terminar mi carrera universitaria.
Me ha dado la oportunidad de visitar 15 países nuevos, diferentes y poco transitados por la mayoría.
Me ha dado el aprender a comprender a otras culturas; muchas pensamos que lo nuestro es lo que está bien y lo que es bueno, dejando a un lado lo del “otro” que “no vale”.
Me ha dado unos valores, valores que hoy día en nuestra sociedad hemos perdido.
Me ha enseñado a apreciar a las personas, a los amigos, a la familia y a la importancia que tiene el estar rodeado de los tuyos; porque concretamente ese no es mi caso.
Este país me ha puesto a prueba, porque he tenido que hacerlo todo desde cero; como decimos vulgarmente, “a pelo”.
Me ha permitido hacer cosas y moverme de un modo que jamás habría imaginado.
Tratar con gente que da asco, al igual que con la inmensa mayoría de los que he conocido, aquellas que son bellísimas personas.

En definitiva, me ha dado tanto que ya no sé ni lo que me ha dado. No esperéis que vuelva a ser el mismo “toca pelotas” de siempre, porque eso ya no existe; ahora sigo siendo un “toca pelotas que piensa mucho más grande”. Ahora ese es una persona que ve las cosas desde fuera y desde.
Hablemos de todo, hasta de política, de economía, de educación; hostia, cuanto nos queda por aprender y mejorar, una pena que tengamos que alejarnos de la barrera para verlo todo, pero así se aprende.

Este año no me ha servido para estudiar, porque el que piense que cuando es Erasmus se viene estudiar está muy equivocado, AQUÍ SE VIENE A APRENDER, y no me preguntes cómo porque en eso consiste. En esta aventura hay dos tipos de gente, las que APRENDEN y las que NO QUIEREN APRENDER.


Por último tengo que decir el mejor de los objetivos, Rumanía también me ha dado un trabajo, aunque suene a risa desde nuestra España querida, tengo un nuevo trabajo.
Esto si que ha costado trabajo, pero eso se lo agradezco a aquellos, por no decir aquella, que me han ayudado y que tanto me han aportado, sólo puedo dar las gracias a todos.

También quiero dar las gracias a todos aquellos que apuestan por mí, a aquellas personas que me han servido como ejemplo. Gracias.

Nunca olvidar a aquellas personas que quiero, que obviamente es mi familia, mis padres y mis hermanas, porque uno nunca se olvida, menos aun de ella, que es la que desde el cielo está haciendo que todo vaya tan divinamente.

viernes, 11 de mayo de 2012

Niños rumanos dándome la lección


Quería llegar a casa para dejar constancia en mi blog de lo que me había sorprendido hoy.

Miembros ESN UniBuc con alumnos del Colegio Spiru Haret, Bucarest

Con motivo de colaborar en casi todo lo que me resulta interesante, hoy he asistido a una clase de ecología para niños de un colegio en Bucarest.


Los protagonistas de este post

En  principio no sabía muy bien en qué consistía el evento, pero no tardé mucho en comprobarlo.
No era nada del otro mundo, sólo mostrarle unos videos sobre la temática a los más pequeños y así concienciarlos de cómo debemos cuidar el medio ambiente.

En fin, no vino ahí mi asombro, sino que fue cuando las chicas de ESN UniBuc (Erasmus Student Network University of Bucharest) me presentaron, obviamente en ingles, ante toda la clase diciendo algo así como:
“Aquí tenemos a nuestro compañero Alberto desde España, estudiante Erasmus en Rumanía, por lo que hablaremos en inglés para que él nos entienda”

El programa que seguimos se denomina Let´s do Erasmus y este se desarrolla en su totalidad en inglés.

Me quedó asombrado cuando casi no llegaban a la adolescencia y no se quejaron cuando propusieron hablar en un idioma que no era el suyo, les importaba bien  poco.

Fue entonces cuando  pensé en nuestros colegios, o incluso institutos y universidades; si nos hubieran puesto o pusieran a tan solo atender en un idioma diferente a nuestro españolito tan amado, nos hubiéramos asustado; aun a día de hoy creo que sería algo imposible.

Luego estuvimos un par de horas explicándole algunos detalles de cómo cuidar nuestro entorno, algún video que otro relacionado y por último un tallercito reciclando botellas de agua, para luego obtener una maravillosa pulsera.

Mi primera explicación en público en tema "laboral"***

Todo ha ido estupendamente, pero lo que más me ha gustado ha sido cuando todos se interesaron por mi nacionalidad, idioma, e incluso por mí mismo.
No paraban de levantar la mano para hacerme todo tipo de preguntas como qué es lo que me había traído por aquí, por qué mi interés de venir a Rumanía, qué comida me gustaba más, qué lugar…y por último qué me gustaba más de este país…algunos se contestaron solos.

Me pidieron que hablase en español cualquier cosa y así hacía algunos comentarios, muchos de ellos me respondían en castellano.

Por último me preguntaron en rumano, que si podía hablar en rumano; llegó el momento de su asombro cuando les dije:
“Daca vrei putem sa vorbim romana, estiu foarte bine si este foarte ușor pentru mine”


Lo que viene siendo algo tan sencillo como:
“Si quieres podemos hablar en rumano, sé muy bien y es muy fácil para mí”

Creo que ninguno esperaba que pronunciase palabra alguna.

Nicoleta, Stefan, Giulia y Silvia sobre mí

Debo decir que me desenvuelvo bastante bien con el rumano, que gracias a ello disfruto mucho más de mi estancia en este maravilloso país.
Desgraciadamente somos muy pocos los que nos hemos preocupado por aprenderlo en lo que llevamos de curso.
Esto significa que una vez más los españoles no obtendremos el aprobado en lenguas extranjeras, pero más pena aun en una lengua hija del latín como la nuestra, la lengua rumana, tan similar y cercana.
Lo mismo ocurre con el tan deseado y tan poco trabajado inglés.


Animaros con esto a todos a aprender nuevos idiomas, os hará sentir más grandes…
¡¡¡de lo que ya sois!!!

ENSEÑAD A VUESTROS HIJOS.


Sé  que cada vez escribo menos, aunque tengo mucho que contaros, por eso pienso escribir tal y como me vayan ocurriendo las cosas y plasmarlo en mi pantalla al llegar frente a mi ordenador.

Alberto Nieto, totalmente rumanizado…




lunes, 12 de marzo de 2012

Hasta llegar a Serbia


Como siempre llego tarde en las actualizaciones, pero es que, hasta que no tengo un tema interesante de verdad, prefiero esperar.
Bueno os voy a contar un poco del último tour que hemos hecho unos amigos españoles y yo por Europa central.

Como bien tuve en cuenta desde el primer momento, no quiero que esto se convierta en una libreta de viaje, así que intentaré darle un toque diferente.

La ruta comenzó volando desde Bucarest hasta Viena, y después fuimos visitando aquellas que se cruzaron en nuestro camino de vuelta a Rumanía.

Primero pasamos por países como Austria, visitando su capital, la famosa capital de la música.

Yo pienso que me ha gustado, pero también cabe decir que era algo que ya me esperaba, habiendo estado en París este tipo de turismo ya no me sorprende. Son edificios muy clásicos, todo muy limpio, correcto, ordenado y sobretodo disciplinado, como buenos “alemanes”. También tengo que decir que tanta disciplina lleva a una sociedad aparentemente aburrida.
Algo que me llamó mucho la atención de esta sociedad fue su, al menos aparente, buena economía. Se puede observar cuando camina por la calle; los coches, las comidas, los precios, el transporte público, etc, y algo tremendamente curioso, la natalidad, un fenómeno que en países como el nuestro  ya no se ve tan a menudo.

                El segundo en atravesar fue Eslovaquia, en el que tan sólo visitamos la capital, Bratislava.
Esta es una ciudad con una localización un tanto extraña, porque además de estar en un extremo de este pequeño país, queda a tan sólo 60 kilómetros de Viena; según he oído son las dos capitales más cercanas del mundo.
Este lugar no tiene la calidad turística de la anterior pero es interesante conocerla, porque aunque no tiene grandes cosas que ver y su ruta se puede hacer en 3 horas, su casco antiguo tiene su encanto.
Lo mejor de esta ciudad está de noche, pienso que es el sitio donde hemos encontrado los edificios importantes mejor iluminados, incluyendo su zona centro. A esto le sumamos que el ambiente en sus locales es tremendo y muy divertido; los precios ya van siendo del orden popular, todo baratito siendo capital.

                Tercera parada, nos vamos a Budapest, la famosa capital de la fiesta y de los lugares hermosos; es cierto. Es una ciudad llena de lugares bonitos e interesantes de visitar, el río Danubio le da una gran importancia a esa división entre Buda y Pest.
Su famoso Gulash, esa sopa un poco picante con carne de ternera y patatas, al estilo de nuestro “estofado cordobés”; exquisito, pero me gustó más el casero que probé en Rumanía.
Los precios aquí eran relativamente baratos para ser capital, al igual que la eslovaca, pero hemos de recordar que no tienen Euro y que es un país menos desarrollado, perfecto para nuestro turismo “Low-Cost”.

Cuarto destino, Serbia.En este desconocido país visitamos dos ciudades de la parte norte.
Subotica, un pequeño pueblo con mucho encanto pero en el que todo estaba un poco abandonado, le faltaba un poco de cuidado a las cosas.
Aquí comimos divinamente en el restaurante que nos recomendaron, Bates. El trato fue magnífico, pero sobre todo su sopa, e incluso la carne.
Llegamos a la segunda ciudad más importante Serbia, Novisad, un lugar que no imaginábamos. La ciudad preciosa, más turística, todo cuidado, y lo que más nos asombró fue cómo nos trató esta gente. Los serbios, una sociedad que nos resulta extraña de mencionar por sus recientes conflictos, y que sin embargo son gente de lo más común, agradable y muy abierto.
Estos se lo montan mejor, tienen ocio nocturno todos los días de la semana, pero los más fuertes son lunes y martes. Nos vino genial porque veníamos de los días fuertes de Hungría, viernes, sábado y domingo.
En cuanto al tema precios y demás es como en Rumanía, de hecho el país se parece bastante, por lo tanto estábamos dentro de una economía bastante más baja a la nuestra.

                El último paso después de unos pocos de días viajando sería en Rumanía, pero antes debíamos cruzar desde Serbia. Como estábamos en el norte no quisimos ni bajar a Belgrado ni volver a Hungría, por lo que decidimos tomar el camino más corto, pero a su vez el menos frecuentado, cruzar de Kikinda a Jimbolia, dos pueblos que no tienen aspecto de vivir del turismo, ya que se encuentran en lo más remoto de esta tierras.
Para este pase de países tomamos un tren, de no sé qué año, pero tenía sólo dos vagones separados y el primero hacía de locomotora; puramente un autobús sobre raíles.

Una vez que entramos en territorio rumano ya nos sentíamos como en casa, estábamos tranquilos, ya que podíamos defendernos bien en el idioma y sabemos como funcionan las cosas, nos hemos acostumbrado.
Visitamos aquí Timisoara, una de las ciudades más importantes del país, aunque bastante alejada de la capital. Esta me decepcionó un poco porque había visitado otras mejores conservadas dentro del país y con menos relevancia, pero de todos modos, supongo que ganará mucho cuando llegue la primavera.

                La vuelta a casa la hicimos de tren, en el que estuvimos viajando de noche durante 9 horas. En España, antes de llegar a Europa del este, era impensable el viajar tantas horas en un mismo medio para un trayecto tan corto, pero ya hemos cambiado el concepto de viaje y transporte y hasta disfrutamos de ello.

Todo se nos dio sin contratiempo alguno y disfrutamos de nuestra ruta de exploración.

Intentaré mejorar el post con más detalle, como fotos y algún que otro comentario.

Salut și noapte buna.

miércoles, 25 de enero de 2012

Paseando por el mundo...

RUMANÍA
REPÚBLICA DE MOLDAVIA
UCRANIA
TRANSNÍSTRIA


Tras unos meses sin contaros nada quiero reanudar esto en orden cronológico.

Partimos el día 7 de Diciembre de 2011 desde Bucarest en dirección Iasi, en la región de Moldavia, noreste de Rumanía.

Esta es una de las ciudades más sonadas en este país, porque es hermosa y ya tiene un toque más ruso y esto se nota mucho en el aspecto de las mujeres, pero sobre todo por su buen ambiente universitario.
Podríamos decir que esta es la ciudad que más actividad Erasmus tiene de todo el país, a pesar de quedar, nada más y nada menos, que a 7 horas en tren de la capital.


El día 8 salimos por la mañana, tras nuestra visita exprés por la ciudad, rumbo a Chisinau, capital de la República de Moldavia, el país más pobre de Europa.

Esta vez tomamos un “taxi-furgoneta” que nos llevaría directamente hasta nuestro destino.
En él íbamos cinco moldavos, dos rumanos, dos portugueses y dos españoles, vaya mezclas.

Ya entrábamos en un país desconocido, en el que la lengua oficial es el rumano pero su gente prefiere el ruso.

Había anochecido cuando llegamos, y fue tal nuestra sorpresa cuando vimos que, siendo la capital de un país, no había alumbrado en las calles, tan sólo en las avenidas principales.
Aún así nos atrevimos a salir de noche, el club (discoteca para España) estuvo genial, tendríais que ver lo que allí se cuece.

En mi opinión, como ciudad no tiene muchas cosas interesantes, también puede deberse a que no conocimos mucho de ella, pero dudo que mejore. Eso sí, hay que visitarla.


Continuamos nuestra ruta en dirección a Odesa, una importante ciudad del Sur de Ucrania, en la costa del Mar Negro.
Aquí se encuentra uno de los puertos más importantes de esta zona, muy grande, por cierto.

En este caso cogimos un autobús muy antiguo, 7 horas pegando botes por unas carreteras que dejaban mucho que desear, parecía que nos llevaban al campo de concentración.
Era imponente cuando cruzábamos fronteras, en las que nos tenían parados horas, y los policías te hablaban en ruso. (En inglés, al ver el pasaporte)

Odesa nos gustó más que los demás, por el sitio y por su gente, que a pesar de que no muchos hablan inglés, nos trataron estupendamente.


Una anécdota de esta ciudad fue la llegada, no sabíamos a cómo ir al hostal y preguntamos a un hombre, que sospechosamente esperaba al autobús a esas horas.
Fue él quien decidió meternos a los cinco en los asientos de atrás de su BMW Serie 5, maletas al maletero, una mujer al volante y el de copiloto, sólo hablaban ruso.
En definitiva, tras 20 minutos dando vueltas dimos con la dirección, de nuevo nuestra sorpresa cuando él dice que no le debemos nada, que no lo necesita.

Algo curioso de estos países, ves pobreza por un lado, pero por otro huele a dinero, he aquí la cuestión.


Aquí si hicimos algo de turismo, incluso fuimos a un restaurante ucraniano del cual salimos satisfechos, todo exquisito, como también su vino.

Tuvimos de nuevo una salida nocturna, clubes magníficos, mujeres preciosas, gente agradable, y mejor aún, el vodka, qué hartón de vodka; si no, que nos lo pregunten al portugués y a mí.

Al centro, Rui Araujo, de Oporto, y Sergio, de El Provencio (Cuenca)
  




Domingo, 11 de Diciembre.
 De vuelta a nuestra querida Rumanía.
Perdemos el autobús que nos lleva de nuevo a Chisinau y confiamos de nuevo en un “taxista” que nos lleva por otro camino, esta vez cruzábamos TRANSNISTRIA, un reducto de la antigua URRS, parte del territorio moldavo pero controlado por el gobierno ruso.

Escudo de Transnistria

En la frontera, al llegar, este amable taxista nos pidió dinero con al excusa de que lo exigían en la frontera, aquella en la que teníamos que recibíamos un visado de un día, para cruzar un país inexistente para la comunidad internacional. En fin, fue poco en euros, pero estábamos en tierra de nadie, no teníamos otra opción.


Aquí podréis saber un poco más de este remoto lugar en el que nos metimos:

Localización de Transnistria

El día que nosotros cruzamos estaban en jornada de elecciones, mira tú por dónde, en los carteles aparecía Putin y otros que tenían peor cara que él.

En las calles había tanques, la armada rusa vigilaba, símbolos comunistas… en resumen, un regalito, menos mal que salimos de allí rápido.

Por la tarde llegamos a Chisinau, donde cogimos el tren en coche-cama, muy antiguo, con calefacción de carbón, aunque muy cómodo.
Tras 14 horas de viaje, por fin pisamos Bucarest, habíamos llegado a nuestra querida y tranquila Rumanía.

Este es un ligero resumen de nuestra aventura, de la cual podría contar mil detalles, pero iría para largo…


Sinceramente, este fue un viaje que recomiendo a todo aquel que le guste un turismo barato, pero sobretodo, diferente, sólo hay que ser sensato y prudente, por lo demás, SIN MIEDO.

Esta experiencia fue como una vuelta atrás en el tiempo.